Esta es una versión fundamentada en el Antiguo y en el Nuevo Testamento para ayudar a tener un conocimiento específico sobre el Espíritu Santo de Dios. De tal manera que se conceptualiza, se señala al Espíritu Santo de Dios de dos puntos de vista y se describe lo que él es y ha sido como poder.
Espíritu Santo de Dios, concepto.
Es un carácter sagrado para referirse al propio poder que emana de Dios, como portentosa energía que desde el principio de la fundación del mundo y en el devenir de los tiempos, lo ha relacionado primeramente con Adán y Eva, luego con Jacob y su descendencia (Israel), y más comúnmente con los gentiles.
Espíritu Santo en el cristianismo.
En el cristianismo se denota la creencia acerca del Espíritu Santo desde dos puntos de vista. La primera en los términos católicos y protestantes luteranos para referirse a la tercera persona de la Santísima Trinidad; y la segunda en la forma de interpretar los unitarios las sagradas escrituras, acerca del poder que emana de Dios y lo derrama sobre sus siervos y siervas, para que posean muchos dones espirituales.
El Espíritu Santo de Dios como poder.
En distintos relatos del Antiguo y del Nuevo Testamento se hallan ciertas características del Espíritu Santo de Dios como poder, que en el devenir de los tiempos lo ha manifestado de acuerdo a las siguientes especificaciones:
1) Durante la creación:
En el libro "Génesis" del Antiguo Testamento, se cuenta como Dios, mediante su palabra que acompañó con el poder de su Santo Espíritu, pudo lograr crear todas las cosas existentes en el universo, tal y como en resumen a continuación se menciona:
"La tierra se encontraba totalmente cubierta por las aguas, desordenada, vacía y no recibía luz de lumbrera alguna; y fue entonces cuando nuestro Dios Creador tomó la determinación de transformarla, que al pasearse su espíritu sobre las aguas y a pronunciar su poderosa palabra, se comenzó a realizar el proceso de creación: descubriendo primero lo seco; creando la luz; haciendo germinar la vegetación; creando a los animales; y a los primeros seres humanos" (Gn. 1: 2-27).
2) Vida dada al primer ser humano (Adán) mediante el soplo de Dios:
Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente (Gn. 2:7; y 1ª de Co. 15:45).
3) Inspiración del Espíritu de Dios en los antiguos profetas, que les permitía revelar el futuro:
De la Primera y Segunda Carta del Apóstol Pedro, se puede decir, que con el fin de revelar que se irían originando acontecimientos en el transcurso del tiempo, el Espíritu de Cristo (Espíritu Santo) estaba en los profetas o santos hombres inspirando toda la escritura, y que por lo tanto esta no es de interpretación privada porque nunca fue traída por voluntad humana (1ª de P. 1:11; y 2ª de P. 1:21). Esto concuerda con lo dicho en la Segunda Epístola a Timoteo y en la Primera Epístola enviada a los Corintios por el Apóstol Pablo, puesto que lo revelado y hablado no son de sabiduría humana, sino que inspirado proviene del Espíritu de Dios (2ª Ti. 3:16; y 1ª de Co. 2:10-14).
4) Fuerza descomunal otorgada a Sansón en detrimento de los filisteos
Fuerza esta que consistía en las manifestaciones hechas por el Espíritu del Señor en Sansón, con un poder sobrenatural que le permitió despedazar un enorme león, romper gruesas cuerdas con las que atado lo tenían, matar a muchos filisteos y derribar grandes y pesadas columnas de una casa (Jueces Cáp. 13, 14, 15 y 16).
5) Dones espirituales que a los discípulos de Jesucristo Dios otorga para que hagan cosas que a los hombres le eran imposible:
Estos dones se desprenden del poder que Dios otorga o derrama en los discípulos de Jesucristo para tener fe, profecía, visiones, revelaciones durante los sueños, palabra de sabiduría, palabra de ciencia, discernimiento de espíritu y la posibilidad de hacer milagros, hacer sanidades, hablar en diversos géneros de lenguas sin que nunca las hayan aprendido y la facultad de poder interpretarlas (Joel 2:27-29; Juan 1-33; Hechos 1:4-8; 2:1-4; y 1ª de Corintio, Cáp. 12).